jueves, 27 de noviembre de 2014

Apocalipsis, como era de esperar.

Inevitablemente, los enfermos se verán privados de su medicina,
y verán su carácter sicario y despiadado
sublevado contra ellos por mano de su víctima más explotada,
cuando una horda de nubes esponjosas se vuelva
un abrazo mortal que al asfixiar a su objetivo,
no dejará ni un gramo de oxígeno a respirar.

Y merecido está,
que lo hecho mal, devolver se ha,
y si has rehusado el pensar,
piensa una vez más y replantea,
cuestiona cuánto puedas y alcanzarás
que la venganza contra el abuso,
no es sólo justicia si no necesidad.

Y las luciérnagas dejarán de lucir,
y de guiar la estrella polar,
pues no hay punto de encuentro
para la irreversibilidad.
Llorad, malhechores, cantad vuestros llantos,
quien antes era dispuesto está en el lado opuesto.

Y no habéis hecho más que ganároslo,
a pulso, a conciencia y con el puño cerrado.
Lo puro, lo bueno, lo perfecto, lo grande, lo inhumano
los humanos habéis matado.
Arrepentidos seáis antes de que no haya retorno,
y mejorad vuestros fallos en el entorno,
ya el Sol atardece, la humanidad fallece,
y lo puro, lo bueno, lo perfecto, lo grande, lo inhumano,
como siempre, engrandece y engrandece.
No sois nadie,
nadie nunca podrá matarnos.

miércoles, 13 de agosto de 2014

New Short Film: Subway.

https://www.youtube.com/watch?v=cVYc6mvqhZo&list=UUgxjj19s7qp-yPtgOKlDgsw

Shot, Directed, Written and Edited by myself.

Music by Gustavo Santaolalla: Deportation / Iguazú , for the movie Babel by Alejandro G. Iñárritu.

Enjoy and comment, it helps ;)

domingo, 27 de julio de 2014

Oh, dulce nada.

No tiene nada en absoluto,
Obsoleto por la nada,
Usa el mismo jabón todos los días,
Pero qué lleno a veces,
Y que contento entonces,
Cuando no tiene nada más ella,
Menos ella es nada en absoluto.

Oh bella nada,
qué dulce darme cuenta,
de que eres la única que me acompaña,
te conozco todos los días,
y cada semana eres nueva,
y cuando te creo perdida,
llamas otra vez a mi puerta.

Oh dulce nada,
que ruidosa eres a veces,
que me tengo que poner los cascos
e interrumpir tu discurso,
quien la sigue la consigue, dicen
tras todas estas décadas
nadie es más tuyo de lo que soy yo,
pero jamás callarás mi alma,
ella canta.

miércoles, 2 de julio de 2014

Un horrible preludio a nada en concreto.

Teclear con rapidez no era un habilidad que conquistara sus manos a la hora de ponerse a escribir sobre el teclado. Pensaba más rápido que cualquier otra cosa que hiciese. Todo lo que hacía era pensar. Y a veces, pensaba en hacer algo físico, pero bueno, siempre había una imitación de su voz habitando en su cabeza, conversando con él desde lo más recóndito de su cráneo. Se imaginaba que un hombrecillo inquilino había habitado en su cuerpo desde que nació, vestido de gris, con barba y pelo largo mal cuidados, sucio y con muchas arrugas pero con ojos cuyo brillo inundaba el interior de uno de sólo mirarlos, aunque fuese de refilón. El hombrecillo escuchimizado de rasgos faciales ofídicos a veces cantaba el aria de la razón y el pensamiento tan alto, que su voz parecía resonar en cada milímetro que formaba el cuerpo de Haitô, haciendo vibrar la capa más profunda de su piel como si de un amplificador de bajo eléctrico se tratase.

Pensar demasiado era una parte de él, y sus actos, para bien o para peor, siempre se correspondían con sus pensamientos y conclusiones y convicciones internas, cada vez de manera más intensa.

Él, a sus 17, era todo racionalidad y divagación.

sábado, 12 de abril de 2014

Knock Knock...

Knock knock,
es la historia de un niño moreno,
que se sintió dejado de lado,
y así fue un año,
y otro, y otro, y uno más,
así hasta los ocho.

Knock knock,
es la secuela de un niño,
maduro para su edad,
demasiado sensible para un mundo tan duro,
demasiado pequeño para la tragedia y su rostro
amenazante e inmenso,
knock knock,
que lloraba, y lloraba,
y rezaba por una solución,
al cielo que lo traicionaba,
y un niño rubio lo acompañaba,
y fue su salvación,
pero el niño siguió sintiéndose sólo,
castigado por el Dios en el que había confiado,

Knock knock,
es la historia entre líneas,
de la influencia, el arte, la familia, la música y las películas,
la madurez y el niño moreno y su amigo el niño rubio,
y el zorro que ambos hospedan dentro
de las chicas y los nudos que ellas aprietan y sueltan
sin ni siquiera saberlo,
con un movimiento brusco de su pelo;
Knock knock es una historia increíble,
y real,
de un niño que optó seguir adelante como camino,
y de las metas que se puso para que existiese tal recorrido,
de la comprensión que le otorgaba lo ficticio,
incluso de la compañía solitaria de él mismo,
de la autodestrucción y del abismo,
que en su adolescencia conoció sin previo aviso,
pues sabía que el camino no era fácil,
pero no sabía que fuesen sus propias manos las que le bloquearían
durante una temporada el recorrido,

Knock knock,
es la historia sobre la inteligencia ante todo,
y sobre cómo valorar tu pasado, tu presente,
y un futuro el cuál seguramente ni esté en tus manos,
al menos no del todo.

Knock knock,
es el relato sobre el eterno abandono,
sobre pisotear fuerte y amar tu terreno,
pues eres tú quién ha sobrevivido después de todo,
del falso orgullo propio,
y no por ello menos sentido,
Knock knock es la narración presente
de la traición del pasado,
que ahora siente que se repite,
de una amistad imposible,
pues Knock knock,
es una historia sobre un niño moreno,
cuyo único amigo verdadero,
y sus sueños, y sus caídas, y sus triunfos,
y sus amigos y enemigos,
y sus luchas y sus risoteos,
vivían pintados en miles de folios blancos,
agrupados en eternos tomos.

Knock knock es, sin duda alguna,
y con mucho orgullo en el portador de la tinta que lo escribe,
la increíble historia, el libro,
de un niño moreno que decide seguir adelante,
a pesar de sentirse sólo y abandonado y traicionado y sin rumbo,
cuando sale de los folios.

-G.U.B-

A Glimpse of What Cool Emptiness Looks Like in my Inner self.

Ojalá pudiera poseer una premonición divina,
una visión o cualquier tontería,
un fotograma que revelase mi media vida,
que hablase de mis maravillas,
tanto en altamar como en la orilla,
mas ¡qué tibia se presenta la noche!
al parpadear un segundo,
y no ver nada al abrir los ojos,
y deslumbrar mi ida,
dándole la espalda a la oscuridad,
mas en ella puedo ver una entidad
morena o de piel clara,
pelirroja o rubia como la birra en barra,
[escurridiza, tiembla y suda]
que viene como quien anda,
y cómo viene, andando se esfuma,
puede ser tímida u osada,
[que sea lo que quiera]
porque es una simple visión,
y una visión en la cama no sabe a nada.

Que vuelva, ¡que vuelva ella!
que nadie lee ya mis mierdas,
[pues tampoco tengo ingenio suficiente para escribir muchas de ellas]
que a nadie más le importan,
mi cabeza se ha tomado una pausa,
[tanto soñar despierta le sombrea el alma]
Ni siquiera a mí me importan,
tan sólo las vivo y escribo sobre ellas,
pero ella si importa, ¡que vuelva ella!
por una décima de segundo, es suficiente,
[nuestra existencia, aunque dolorosa, ¡es demasiado corta!]
tiemblen las columnas de la razón,
escribo verso en prosa,
no responden los gritos de ayuda,
mas que con soledad y niebla pura,
que gris se vuelve todo si falta ella,
que duro, que rastrero,
que si me atropella la carroza del embelesamiento
adormilado de mí, ni me entero...

Despierta, despierta idiota, ya es hora,
un monstruo ruge en tus entrañas,
pidiendo desgarrar barreras que aún no están rotas,
¡Levanta! ¡Despierta idiota!
Escucha al zorro, incendia tu aura,
decide con fervor, cántale a un barco al alba,
queda en ridículo, encapricha tu alma,
no sueñes con tintas secas,
¡humedece la pluma de tu sesera!
escribe algo malo, y con orgullo exclama:
¡Es mío, yo soy el autor nefasto de esta penosa obra!
Recuerda tus grandes aspiraciones de arte,
mientas proclamas tu existencia de renombre,
[sin identificación oficial en la cartera]
a un economista en bancarrota,
grita un sin sentido, y que suene gentil,
haz de tu escasa cordura
[y la de la gente de la que te rodeas]
una elegante rima que viste rojo y negro y locura,
perdura,
en ti, en todas las capas de la cebolla,
en tus amistades, si alguna vez tuviste esa fortuna,
y presume ante el espejo de que juraste
proclamarte rey de tu voluntad de fuego,
y que si no cumplías te desenterrabas,
de tu vanidoso cuerpo sin certificado de nacimiento,
¡Ríe, amigo de ti mismo! ¡Burla éste sin sentido!
Pues mientras lees lo que escribes,
miles de voces rondan tu cabeza,
pero ninguna es real,
aunque nadie tenga esa certeza;

Tú, Rey de tu incandescente y pegajosa Voluntad,
que hace arder lo que toca,
escucha lo que la música en tu interior te pida,
sé fuerte, sufre y ansía calma tras la tormenta,
supérate en la más insignificante pelea y tarea,
baila la música con la que tu interior adorne tu vida,
y protégenos a nosotros, tus locos y dispares poemas,
tus locas y dispares ideas y ambiciones y estrellas,
tus mujeres imaginarias,
esas que en la noche abrazándote por la espalda acechan,
protégenos, las hijas de tu Voluntad,
llamas chisporroteantes de tu esencia,
pues somos los preciados tesoros de tu cabeza,
[tu armonía, tu ironía, tu existencia]
víctimas y producto de toda Ausencia.




domingo, 30 de marzo de 2014

Alma.

Temo una caja. Una jaula. Mi boca cerrada y mis manos atadas. Mi mente dormida y mis pulmones ralentizados. Temo la enfermedad que llama al timbre sin hacer apenas ruido. Aún no ha llegado, pero amenaza con hacerlo en cualquier momento, y dentro de mucho tiempo. Qué angustia, es la expresión que temo. Temo una cristalera que no se pueda romper, y temo no poder describir lo que veo a través de ella. Temo estar inmovilizado, y no poder patalear el suelo con fuerza respondiendo a mi música favorita. Temo el sedentarismo, y lo aborrezco. Me aterra el silencio irrompible, que no permita ni pensar. No puedo con pensamientos de rendición. No puedo con visiones de ceguera y sordera mental y espiritual, y no temo a la muerte en sí, si no a la muerte en vida: la enfermedad. Una jaula en medio del cielo es lo que más me asusta, pues corrompería la libertad que ansío, y la posibilidad de buscarla sin éxito concluido. Por todo lo que pueda decir, temo que lo que digo, no cause impresión ni sorpresa, pues prefiero que me critiquen a ser indiferente, y pasar desapercibido una sola vez más. Pues tengo voz para que se la escuche cantar interpretando a mi alma. Temo la ignorancia pues mis oídos no cesan de buscar la música, así como una dulce voz que enseñe a mi cabeza que no soy el único que la usa en el planeta. Por todo lo que se puedan imaginar, pido poder seguir expresando mis entrañas, pues si respiran y ven la luz y viven y perduran es gracias a ser yo el que busca el don de tenerlas en mis manos. Pido jamás perder la posibilidad de gritar y correr, protestando contra una jaula o una injusticia. Me lo pido a mí mismo, que nunca terminaré de buscarlas mientras no esté  en una caja. Mientras sea libre haré todo lo posible para que mi alma y mi cuerpo - su jaula - corran de la mano en la extensa amplitud infinita de la naturaleza, a una velocidad frenética, observando todo lo bello de la vida reflejarse en ella misma, y que juntos, puedan gritar, y que yo, su celador, deje a mi alma y cuerpo, de la mano en libertad.

Eso ansío en estos momentos, más que nada.

Gorka Bastida.

Algo un poco diferente.

Qué ocurre que todo está tan tranquilo últimamente. Tan melancólico. Tan poco vivo. A veces la vida hace que la existencia de uno parezca no tener la más mínima importancia ni relevancia. Y entonces uno debería ensar ¡No! ¡Quiero ser importante y relevante! Y bueno, esos pensamientos y ánimos son geniales, no les digo que no, pero llega el momento en el que uno se cansa. No de seguir intentando, si no de pura rutina y de darse cuenta de que por mucho que intenten salir de ella, esas excepciones que podrían salvarles de lo rutinario, se acaban convirtiendo en una rutina más. ¡De qué manera entiendo yo a la filosofía existencialista y la angustia de vivir de la que hablan! Y a la vez, cuando uno está bien, qué falsa y poco real parece.

La verdad es que hay veces hasta en las que me cuesta escribir. Pero de verdad. Hay veces que, de lo deprimido y aburrido que estoy, me cuesta expresarme, ordenar mis pensamientos, incluso sentir. Me bloqueo, será eso. No se ni de qué hablar ni de qué hablaba. Igual se hace todo más objetivo, pero, ¿qué gracia tiene ser objetivo si mediante su arte uno quiere permanecer único? Me refiero a que si uno quiere hacerse reconocer por su arte, uno quiere permanecer eterno por su arte y su manera de hacerlo, ¿no es mejor volcar tu alma en ello, de manera subjetiva? Puede que guste a menos gente, o que canse, o sea aburrido, pero de verdad se es uno mismo al reivindicarse mediante su propio arte. O al menos eso creo.

Creo que se nota en cada letra que leen la escasez de ideas que tengo, pero la verdad es que necesitaba escribir algo. Hablar, ser escuchado. No es que me ignoren ni nada de eso, solo que uno verdaderamente tiene una mayor sensación de ser escuchado cuando sabe que en algún lado, en algún momento, le están leyendo, y en la cabeza de la gente que te lee, una voz, sea la que sea, narra a sus interiores lo que tu interior ha exteriorizado y escrito. Un proceso asombroso, si se fijan y se paran a pensar en ello, la verdad. Es como una conversación entre dos almas. Y si se escribe desde el punto de vista objetivo (si es que en realidad existe algo así en una  cosa tan compleja como es la escritura), sería una conversación entre dos pares de ojos que ven muy bien y observan mejor.

Nunca he creído del todo en eso de que los ojos son el reflejo del alma. Creo que los ojos, en realidad, son los que más confunden a nuestro alma, si es que tenemos o queremos considerar tener algo tal como el alma. Creo que es cuando cierras los ojos, o si lo prefieren, cuando, aunque veas, realmente no ves nada, tan sólo las ilusiones de lo que tu cabeza piensa, cuando hablas realmente con tu alma. ¿Entienden por, dónde va la cosa, no? El alma no es una preciosa y luminosa sustancia translúcida de un color claro y tenue pero brillante, ni tampoco una hilo que flota en nuestro cuerpo o vaga simplemente cuando nosotros nos hemos ido. Al menos, no es eso en mi opinión. Es una preciosa manera de imaginarla, por supuesto, pero inútil. El alma no es más que nuestra mente, nuestra razón. Puede sonar tremendamente aburrido. De veras. Decir eso hace pensar en matemáticas y ciencias y otras muchas que odio. Pero el alma es todo lo que nos impulsa. En mi opinión, es todo eso que nos lleva, que nos guía, nuestro motor. El alma es la Reina y Gobernadora del Inconsciente, hablando desde un punto de vista freudiano. Es algo complicado y difícil de masticar, pero si lo piensan bien, es incluso lógico. Pues todo lo que pasa por nuestra cabeza está compuesto por razón, mejor o peor usada, en mayor o en menor cantidad. Y lo que pensamos no nos da nada más que nuestra visión de las cosas. Y como es obvio, nuestra visión de las cosas, nuestro punto de vista, esa cosa irrepetible y única, personal, íntima incluso para nosotros mismos, no es más que nuestra vida. Nuestra vida es cómo contamos las cosas, cómo las  vemos, cómo las sentimos, cómo las pensamos.

Al menos, eso creo.

Sé que ésta entrada en particular, parece muy diferente a todas las demás, pero en realidad es un poco parecida, pues es mía, y mía es mi alma.

G.B.

miércoles, 26 de marzo de 2014

30". El octavo arte.

He estado leyendo un rato, sentado en mi cama, con una rendija de la ventana abierta, me gusta respirar aire fresco, sobretodo si estoy fumando. Me asquea la sensación de estar fastidiándome mis maravillosos pulmones, así que, para compensar, abro la ventana, por mucho frío que entre, para dejar que el oxígeno helado también ocupe mi habitación. Mientras tanto, pienso. He pensado, como acostumbro a hacer, en lo efímero que es todo y en lo horrible y espantoso que es. También en la música y de qué manera puede llegar a ser parte de mí. Creo que es tan importante y vital para mi existencia que he llegado y la he considerado durante mucho tiempo ya una amiga más. Amiga. En femenino. Porque sólo una mujer es capaz de llenar tanto la existencia de uno. Si no me conocéis, debéis tener en cuenta mi incondicional amor a las mujeres. Parafraseando a Holden, de "El Guardián Entre El Centeno": 'no es que sea un obseso del sexo, ni nada de eso, aunque si es verdad que me gustan mucho esas cosas.' Me ha parecido importante aclarar ése tema.

Y después de leer y procesar pensamientos a una rapidez frenética, me he puesto a escribir, no sin antes dejar que mi perra de 3 años, Kira, que no se sabe del todo si es un zorro, un lobo, o un perro alemán, tras mirarme con cara de cachorrito como suele hacer suba a mi cama a acompañarme durante la noche, acurrucada junto a mis pies.

Como he dicho, me he puesto a escribir. A escribir sobre lo que he hecho y pensado. Y ahora, escribo directamente lo que pienso. Así funciono yo. Ahora mismo pienso en mi inclinación casi natural (antropológica y filosóficamente hablando) para hacer que las cosas sean trascendentales, en sentido espiritual y temporal. Ahí reside la esencia y la perfección y milagro de los siete artes. Antes de pensar en eso, he pensado en Sandra. Una chica estupenda. Creo que leerá esto. Sandra es, obviamente, una mujer. Es lista, tiene buenos gustos, es profunda si hay que serlo, pero no se va por las nubes. Es dura, o eso me ha hecho creer mi experiencia con ella. Es fuerte. Es interesante. Sandra es increíblemente inteligente y astuta, aunque se equivoca en algunas cosas, como cualquier persona inteligente debe hacer. Es culta, es crítica, pero no criticona, y tiene sentido del humor. Sandra es una chica estupenda, una chica diez. De verdad os lo digo. Puede que ya no hable con ella tanto como solía y eso claro que me da rabia, pero lo poco que hablo con ella, hace de mi día algo un poco más interesante. Seguramente ahora Sandra se esté preguntando por qué demonios escribo sobre ella en un blog que dudo que mucha gente lea. Bueno, Sandra, y a los demás que no soy Sandra, pero seguro que también que sois estupendos (no sé quiénes seréis, por eso no especifico), os aclaro la respuesta al ¿Por qué habla de Sandra? Bueno, para empezar, porque he empezado a escribir con la intención de narrar desde mi punto de vista (el de mi cabeza, mi mente, mi razón), 30 minutos de mi vida. Por otra parte, porque he escrito sobre arte (en cualquiera de sus siete formas, no sólo pintura, por lo que más queráis), y considero a Sandra, como a otras pocas personas en mi vida, una obra de arte, así que venía totalmente a cuento.

Estos treinta minutos narrados tal y cómo los narraría mi cabeza no son mucho, la verdad, excepto para Sandra, que espero esté sorprendida, emocionada y halagada por verse en éste blog tan humilde mío. Estos treinta minutos escritos, una prueba que he llevado a cabo como escritor (¡Arriba atreverse a probar cosas nuevas!), se los quiero dedicar a, para empezar, mí mismo, por ser yo el protagonista de éste libro, y al arte y a todas las personas que son pasajeros del tren que es mi vida (ya sea desde hace un año, dos, seis meses o toda la vida) que son una obra de arte en ellos mismos, por ser gracias a ellos que yo aún siga aquí para escribir estos insignificantes pero, ahora, trascendentales, treinta minutos de mi vida.

Por el octavo arte que podemos llegar a ser las personas.

Buenas noches,

Gorka Bastida.

viernes, 28 de febrero de 2014

Azotea.

En la azotea todo parece ser distinto (de verdad) cada vez. Pues su cambio no está en mi mano, ni en la de nadie. No sólo cuando miro al cielo desde la azotea, es siempre que mis dos ojos diminutos, establecen contacto visual con el ojo de color naranja, amarillo, incluso azul por el día, o con los miles de ojos blancos, diminutos pero enormes, llenos de energía, pues eso son, energía, y luego, la Luna. Más grande que nadie. Pero es tan sólo un círculo. Un satélite. Una masa redondeada y blanca llena de hoyos que llaman cráteres, que gira al rededor de la Tierra, como restregando su fingida independencia del Planeta Azul. Cada detalle en ella parece distinto. A veces creo haber visto el rostro de una mujer llorando, gritando horrorizada, dirigiendo su enfermiza y pálida mirada, blanca como la luz de los hospitales y el reflejo que este tipo de luz crea, pero mil veces más viva. Me imaginé que la Madre Naturaleza se convirtió en Luna para observar siempre el estado en el que estaba su mejor creación, su hija prodigio. Y ahora, que la ve desde arriba como siempre, como yo a veces a mi salón - el cuál a veces veo como algo extraordinario, otras como el símbolo de la rutina - grita y llora de dolor, por verla tan demacrada. Como una madre que visita a su hijo favorito, criminal y drogadicto a la cárcel. Y llora por verlo destruido. Y ve en el azul de sus ojos el niño que una vez fue, lleno de ilusión, no de años de condena, con ganas de jugar y tenerlo todo, no sólo los gramos necesarios para mantener su concepto falso de felicidad y bienestar puro, sin alterar. Me dan ganas de llorar si me pongo en el lugar de la Luna. O en el de la madre. Y no es llanto si no diluvio lo que ocurre si me pongo en el lugar del hijo. Pero por muchas ganas que me entren de ser un lobo y aullar a la Luna, llorando con ella por ver a su hija demacrada, su hogar destruido, soy consciente de la felicidad que me aporta poder verla. Es ésa luz al final del túnel. Es más, es ésa luz que hace del túnel un lugar hermosa y parcialmente iluminado. A veces quiero llorar con la Luna, abrazarla, pedirle su poder de iluminar todo cuando las cosas anochecen oscuras. Pero quiero reír y aullas de felicidad al cielo y cada una de sus pecas contrastadas, blancas. ¿Qué más puedo pedir cuando tengo luz en la oscuridad? Cuando pueda verla por la noche. Me absorbe si la miro. Y siento felicidad en mí. Todo por la Luna, la oscuridad iluminada.

Salón.

Hay ocasiones en las que parece que estoy teniendo un deja vu, sólo que sin la sensación excitante de saber que se te acaba de "reiniciar" el cerebro. Es lo mismo. Sólo que aburrido, y terriblemente deprimente. Hay veces, que, sentado en el sillón, mirando al salón, me doy cuenta de que ya he hecho eso, con la misma sensación de aburrimiento y terrible depresión adornando los sofás, los muebles, la televisión, el polvo bajo los sillones, los muebles. Polvo imaginario, gris y espeso que parece cubrirme. Estoy relajado, al menos eso es bueno. Relajado, por muy agobiante que en realidad sea la idea de tener la sensación de vivir la misma depresión, en el mismo sitio, mirando lo mismo, cubierto de lo mismo. Las mismas ideas que bailan un vals triste en tu cabeza. Pero ellas se lo pasan bien con su protagonismo fugaz, agonizando por el momento de irse, agonizando por si tardará mucho en llegar su nuevo papel estrella en mi cabeza. Espero que tarde mucho, pues no me gusta sentirme sedentario. Pero qué remedio, los humanos somos animales, por lo general, terriblemente vagos e inactivos, por mucho que Marx dijese. Bien es cierto que somos muy dados al trabajo, pero eso no es nuestra naturaleza, si no una forma de vida frente a nuestra verdadera naturaleza: la repetición. Repetición es el nombre de la pieza que baila un tres por tres en mi cabeza. De repente veo mi salón como bonito reflejo de mi mente, mi cabeza. Como un escenario de una obra de teatro. La gente viene y va, el polvo viene y si limpia, vuelve y se vuelve a limpiar... Se adornan sus paredes, hay libros, cds, películas... Humo de tabaco que apesta de manera agradable. Repetición. Ahora estamos aquí, pasamos allá, y luego volvemos a estar aquí. Y allá. Y siempre pasamos por una gasolinera. Distinta o la misma, pero siempre hay un momento del viaje que parece repetirse siempre, y que nunca cambia. La gasolinera. Parar, hace sol. Es verano. Coger unas coca-colas, algunas patatas o algo de picoteo y agua. ¿Tradición? Repetición. No me gusta repetir las cosas, pero ¿No es hacer algo siempre distinto una manera de repetir lo mismo. Es triste, y sin embargo, en el salón de mi cabeza, las paredes, los cds, los libros, las películas, parecen decir lo mismo. Tu variedad no es más que una repetición diferente. Puedo, o creo que puedo ver que hasta las partículas caminan por el aire de mi salón (real, no mental) aburrirse, resoplar con pesar. Y sin embargo, ya lo he dicho, estoy tranquilo. Ya que sé que esto es el salón, pero tres pisos más arriba, encima del cuarto de mi bloque, hay una azotea.

Winter Winds

Humo. Estático y gris. Y sin embargo, el más mínimo movimiento de la más diminuta brisa, y el humo huye en movimientos fluidos y redondeados a mezclarse con los colores del fondo que antes del viento, por mínimo que fuese, que antes tapaba con su presencia en primer plano. La escena que hace una brevedad, protagonizaba, y ahora no es nada. Viento. Que en la oscuridad acaricia las cortinas que acompañan las ventanas abiertas, que dejan entrar el frío, que a su vez ahuyenta al humo. Le espanta. Viento. Que hace de los brazos de cualquiera una cordillera. Que hace tiritar a las personas de sangre más caliente. Que arrastra el agua. Agua. Que lo arrastra todo. Y en su escasez, nada fluye y nada arrastra. No es literatura, no es arte, no es ciencia. Es un hecho que sin esto, no soy nada, pues quién ahoga mis gritos si no el agua. Quién evapora el humo si no el viento. Quién protagoniza el lamento de su ausencia si no mi llanto, mi compadecencia. Lo que dentro siento e intuyo; agua, viento.

miércoles, 19 de febrero de 2014

This train is bound for glory.

Es la música la que daba vida al tren. Y la música también era el traqueteo del tren sobre los raíles, y los chillidos de águilas que sobrevolaban el desierto norteamericano. Y desde fuera, todo se vería como nada más que un tren, que traquetea y hace ruido, y expulsa humo. Pero poco a poco, una tercera persona, que somos nosotros, se va acercando, como si volase, hacia las ventanas rectangulares con bordes redondeados ligeramente abiertas, rodeadas de estrías triangulares y de metal grisáceo, que refleja el cielo despejado del desierto, con sus águilas y nubes con un tono mucho menos vivo que el de lo que reflejaba. Y cuanto más nos acercamos, vamos escuchando una música, una música abundante... Me refiero a violines, armónicas, guitarras, banjos, bajos, contrabajos, batería, trompetas, trombones, saxofones... Un ritmo binario: un, dos, un, dos... Una melodía con altibajos, ahora arriba, aguda, ahora grave... Una melodía animada, que parecía seguir el ritmo del tren, un, dos, un, dos... Una voz femenina. Aullidos humanos.Un contrabajo que susurra vacilante. Gritos de júbilo. ¿No os lo imaginamos, lectores? ¿Somos capaces de cerrar los ojos y vernos allí, acercándonos al vagón musical y móvil en medio del desierto norteamericano, sobrevolando el suelo como si fuésemos águilas que acuden a aportar su música al vagón? O incluso... ¿Nos vemos dentro del vagón? Cantando, quizás... Tocando algún instrumento... Gritando, aullando... Riendo, pues la risa es la más inesperada y complicada de crear de las músicas. O incluso grabando el momento, haciendo que quede ahí para siempre, como un tren sin parada. O incluso escribiéndolo, que es otra de esas maneras de hacer algo inmortal y único.

 Pero, ¿qué es éste tren? ¿Es una metáfora? ¿Algo real? ¿Algo real que puede servir de metáfora para algo más real todavía?

Éste tren tiene música, una música que, tan impactante como el grito del águila que podemos o no ser, nos cuenta, nos canta, nos toca, nos induce una simple frase que abarca algo tan amplio y real como es el desierto.

Y la música nos dice que éste tren está destinado a la gloria.

jueves, 13 de febrero de 2014

The Funeral.

Everything slows down with the notice of death
I feel things endarkened all around me
But I´m bursting colour cloud
And a drum´s roll ask us to carry on
To carry on

A large path ahead
we have to walk now
or it´ll be too late
as you say
we need to master our lives 
if not living will be so much to carry on
to carry on

Everything endarkened all around me
but life´s a bursting colour cloud
and I know she´ll have the strength
and we all will
if we try 
to carry on, to carry on

Death is playing games
that life cannot hande sometimes
and it will only win
if we carry on
we have to carry on

lunes, 10 de febrero de 2014

Woman.

La verdad es que no creo que exista un sólo escritor que se quede conforme con una descripción de un personaje femenino. Tan complejo. En toda su imperfección, tiene que ser perfecto. Transmite cada centímetro que te imagines. Y sin embargo, resulta complejo transmitir eso. Estaba buscando un concepto o idea de un personaje femenino cuya descripción fuese lo más completa y transmitiese lo máximo posible, al menos un noventa por ciento de lo que me pueda transmitir a mí, y una palabra me vino a la cabeza, un concepto, una idea. Algo complejo, perfecto, que transmita con cada detalle, cada punto, cada silencio, cada matiz, transmitir todo un mundo de posibilidades imaginarias. Pensándolo de ése modo, ¿no queda implícito?

La mujer es música.

domingo, 9 de febrero de 2014

Wind

De cómo un soplido del viento puede hacer brotar una cascada de lágrimas en unos ojos previamente secos. De cómo de nada puede salir todo a la luz de un parque iluminado por farolas y la Luna, y sentirte sólo y agradecerlo. De cómo la ironía sigue ejerciendo su fuerza en todos y cada uno de nosotros. Y de las cosas que nos rodean. De su fuerza. Toda existencia es irónica. 
Del silencio. De la inexistencia del mismo. Pues, ¿Cuándo hay silencio? De estar siempre pensando, no parar jamás. De romper. De arreglar. Pues, ¿No posee algo la verdadera capacidad de arreglarse cuando se ha roto? Sí, y diez veces sí. De cómo el pasado viene siendo presente, y de cómo el presente ya ha pasado antes de poder empezar a pronunciarlo. De la constancia del azar. Del azar de lo que es constante. De todo. De nada. Una vez más, el silencio que anhelo, cómo hijo huérfano que anhela a sus padres. De todo lo que es la vida. De la perfección en la música y en la naturaleza. Del arte. De lo infinito en ello. Pues no se dice del arte que es historia, más si de las guerras, venidas y por venir. Del hielo. Del fuego. De esta inesperada aventura a la que, cada noche y cada día, parto, dispuesto a sorprenderme, pues que es la vida si no ironía, arte y cambios constantes.

jueves, 6 de febrero de 2014

Lujuria, imaginación, saxofón.

Lujuria, lujuria. No abandona este mundo la lujuria.

Ojos negros.

Tez pálida.

Pelo moreno, ligeramente ondulado que cae sobre unos hombros curvados.

Cuello.

La clavícula, voluptuosa y delicada.

Podría estar hecha de mármol blanco.

O de imaginación, la de un hombre sólo y una nota de saxofón, que le acompaña, susurrando su silencio, su única compañía, la música.

Lujuria, lujuria. No abandona mi cabeza la lujuria.

domingo, 2 de febrero de 2014

El pasajero.

No es si no la verdad constante e incesable sentirse pasajero de tu propio tren. Un tren en el que, en cada estación, suben y bajan todo tipo de pasajeros. Pero ése no es su tren. Ellos tienen otro. Simplemente suben, pasan el rato y bajan. No es si no la verdad constante e incesable saber que tengo la sensación de que nunca se quedarán unas estaciones más hasta que acabe el trayecto. 

No es si no la verdad constante e incesable que, los mejores momentos en el tren, son los vagones vacíos. Sólo ahí soy yo en un lugar que no es mío por mucho más que una estación. 

Siguiente parada, desconocida.

sábado, 1 de febrero de 2014

Arte.

Si todavía sé que radica en la ficción el arte y la belleza de la realidad misma, expresada de manera más bonita y aparentemente vana, pero tan real, y significante, aún se salva mi alma, aún hay esperanza, pues el arte nunca me deja, entonces perdurará aún mi alma. Si con el negro veo colores en expansión, podré ver la risa tras la lágrima, el verde, el azul, el sentido de abrir los ojos y no ver nada y pensar en nada en concreto, sólo en lo que la música le dice a mí cerebro: no lo entiendo, más lo traduzco y me eleva.
El arte nunca me deja, mi alma está salvada.

martes, 28 de enero de 2014

Hey Jud(ith)e.

´´Felicidades`` cobra más sentido que nunca hoy.

Felicidad de que sigas aquí, entre los vivos.

Felicidad de que pueda saber de ti.

Felicidad de que veas luz al final del túnel.

Felicidad de estar seguro de que todo irá a mejor.

Felicidad de poder llamarte mejor amiga.

Felicidad de más de un año.

Felicidad de haber aguantado.

Felicidad de haberte visto.

Aunque sea poco tiempo, fue feliz.

Felicidad por los leones.

Felicidad porque un año más sigues aquí, y elegir no haberte ido es lo que, cuanto más lo pienso, en cualquier día de cualquier color, azul, negro, gris, blanco, rojo, más feliz me hace.

Felicidades cobra mayor sentido e importancia, hoy más que nunca, porque sigues aquí, porque pueda hablarte, porque existas, porque te haya conocido, ¿qué mejor regalo, al fin y al cabo, que que existas y sigas haciéndolo, y yo tenga la increíble oportunidad de poder presenciarlo? Pocos, si no ninguno. 

Te quiero, Rose.

Hey Judith, you can take a sad song, and make it better.

Hey Judith, we can take a sad song, and make it better.

domingo, 26 de enero de 2014

Soy tú mismo.

Los días pasan, y no pasa más que una incesable incertidumbre. Los días pasan, y cuanto más pasan, más me doy cuenta de que nada, ni la belleza natural, es eterna, pues esta última mejora, pero nunca, nunca, se queda. Los días pasan, y, ¿qué pasa en realidad? ¿Las ganas? ¿La vida? ¿La muerte? La duda y la certeza. Los días, los meses, los años, las décadas, los milenios pasan, y pasa de todo, pero no pasa nada. Pasan libros para los escritores y lectores, pasan noches en la cama para adolescentes y ninfómanos, pasan cortes y llantos para adolescentes y sus cuchillas, a veces risas y cantos para los que luchan con una sonrisa en la cara, lloran y se esqueletizan los árboles, y luego crecen y susurran, pasan películas y series para los que tienen una vida muy interesante o para los que desearían tenerla. Y pasando todo esto... ¿Qué pasa realmente, si no nada?

-Pasa lo que quieras que pase.

Hay cosas inevitables, fuera de nuestro alcance, hay oportunidades, hechos, vidas que son viento y que pasan sin preguntarnos si queremos cogerlos. Hay cosas que por mucho que quiera, no pasan, y por mucho que pasen, no las quiero. No estás en lo correcto. Todo el mundo lo está, ¡no vas a ser tú menos!

-Siempre puedes intentarlo.

Y lo intento y me estanco. A veces no puedo, y soy sólido e inamovible.

-Y otras...

¡Ah! Otras veces el mundo es mío y parezco querer todo lo que tengo, y lo que no quiero no me importa, pues no es nada comparado con lo que tengo. Hay días que parece verdaderamente que haya estrellas en una noche naranja y nublada de enero. Y sé que las hay.

-¿Tan difícil es recordarlo?

No... Pero es tan difícil intentarlo. Aunque sepa que no pasa nada por hacerlo, por subir un simple peldaño...

-Pero parece tan complicado.

Es muy complicado.

-Y sin embargo sigues. Estás aquí porque has elegido. Has elegido vida. Has elegido contradicción. Has elegido volver al sitio desde el que una vez has salido. Eso elige todo el mundo al levantarse todos los días e irse a dormir esa misma noche.

Empiezas siendo nada y nada acabarás siendo.

-Empiezas siendo nada y nada acabarás siendo. Desde que te levantas, por la mañana, hasta que te tumbas, por la noche. Todo es una contradicción, que se preocupa de complementarse sin temor, descarada, inconsciente pero tan malvada. No te extrañe que si ahora lloras, mañana reirás como si no existiese más que eso, que la risa. Igual que el llanto, que parece ahogarte en su espanto, que parece que no hay nada más. Eso es todo.

-Nada.

Porque se contradice, porque la una no es sin la otra, y eso las hace a las dos no ser nada.

-Y serlo todo.

Y por eso estás vivo.

-¿Por una contradicción?

Por un truco.´

-Ilusionismo.

¿De qué hablas? ¿Acaso no te das cuenta? Parece que estás hablando con otro, conmigo, con un amigo, o un desconocido, o quién sabe quién soy yo... Yo lo sé. ¿Tú lo sabes?

-¿Quién eres?

Soy tú mismo.

domingo, 19 de enero de 2014

Te he vuelto a ver.

Estoy enamorado,
de que la oscuridad absoluta,
sea mi momento de más lucidez,
de contradecirme,
de vivir al revés,
de no saber que escuchar,
y escucharlo todo a la vez,
de la incertidumbre, de pensar
de la mujer,
de escribir, de que no sea yo el que hable
si no algo mucho más grande
de la noche, por supuesto
y de la música que silenciosa y cercana
la ambienta,
por supuesto, de la soledad de saber
que mañana los volveré a ver,
sea quién sea los,
y lo que quiera mañana significar,
porque no hay nada en el mañana
cuando todo lo que hay es ahora,
la soledad, la oscuridad, auto conocer,
vivir cuando y cómo menos se supone
que se debe hacer,
despertarse cuando hay que dormir,
dormir cuando hay que vivir,
más bien soñar,
soñar en volver otra vez,
a verlo todo, que es no ver nada,
a la oscuridad,
y sé que ése momento se acerca,
el momento en el que asomado
a la ventana, abra la boca,
día tras día asombrado por su belleza
su grandeza,
sé que ése momento llega,
cuando te veo anochecer,
y de nuevo, noche tras noche,
soy feliz,
aunque no lo pueda compartir con nadie
más que con ella, que no quiere ser nadie,
aún asi soy feliz,
¿Por qué?
Te he vuelto a ver.

Monotema.

En la calidez de pasar la noche dentro,
pasar la noche fuera es algo que pienso
y deseo siempre que, con los ojos abiertos
deseando me acuesto,
y soy monotema, y pienso que soy el único al que no aburro,
hablando de ser la noche, de amar las estrellas.

jueves, 16 de enero de 2014

Nada.

Tengo el sueño perdido desde que escucho música y mi imaginación se proyecta confusa como una cinta defectuosa de una película. Las estrellas no se ven, y las nubes se arrastran, ardiendo, sobre todo lo que cubren. Desde que, con el teclado bajo las palmas de mis manos, no sé ni qué escribir, me siento confuso y vacío, como un complicado e insignifcante puzzle. Pero todo se suaviza cuando, cierro los ojos, y el silencio suena. La nada, a veces lo es todo.

martes, 14 de enero de 2014

such a lonely day.

Hacía un día precioso. Uno de esos días en los que el verde parece más colorido que el color en sí mismo, toma vida propia y se hace con la iluminación de toda la escena del día. Y el gris parcialmente distribuido por un cielo que no sabe si esconderse o dejarse ver, tímido, entre las nubes o tras ellas, tan azul como gris, y tan brillante y vívido como el verde. Todo el mundo que me rodea en sí, parece ser una mujer que intenta seducirme, que me llama para que vaya con ella en una tarde fríamente soleada de principios de Enero; las hojas, caídas, que aún se dejan llevar, susurrando por el viento, parecen invitarme a que las siga a ninguna parte. "¡Sal de tu casa! ¡No encarceles a tu alma y a tu mente!" parecen decirme las hojas, ya que a la naturaleza no le hace falta hablar ningún idioma para que yo la entienda. Hoy, naturaleza, pareces más mujer que nunca, brillas sola y tus colores hablan de las maravillas y años que no te han afectado si no que te hacen si cabe más hermosa aunque más escasa, por lo tanto, para mí más valiosa. Mis ojos, Madre, siempre te verán como si eres, como este 14 de Enero.

POR FAVOR DEJAR COMENTARIOS, GRACIAS.


Bien, os explico la intención de escribir, la mía al menos. Es expresarme, liberarme, soltar párrafos y párrafos con el fin de que alguien los lea. ¿Y cómo sé yo si lo leéis? ¿Qué opináis? ¿Qué es basura? ¿Qué no? Incluso sugerir algún tema de interés o cualquier cosa, como ¿qué piensas sobre esto? Vale, no soy tan interesante ni importante, pero un escritor necesita leer que hay gente que lo lee y que opina sobre ello. Pues podéis hacerlo dejando vuestros comentarios, ahí, abajo de la entrada, donde pone comentar, no tiene pérdida. Sería más que genial que lo hicieseis, de verdad. Tanto en éste blog, como en el otro que cree hace poco, sobre la Leyenda de Jorge y el Dragón... Reescrita, por así decirlo. La dirección es: http://talesretold.blogspot.com.es












COMENTAR, GRACIAS.

Dolor de cabeza.

Dolor de cabeza,
cuando arden incalmables
mis rarezas,
dolor de cabeza,
si el calor eléctrico de las máquinas
y otras desalmadas existencias,
es similar al que por el cielo
de mi anatomía tormenta,
incomprensible extrañeza,
de quererlo todo y quedarme en
quererlo y sólo eso,
que es lo que me mantiene vivo,
eso y mis eternas rarezas,
hasta que cese este momento volcánico.

Hasta que muera para regresar,
cuando menos te lo esperas,
el dolor de cabeza.

jueves, 9 de enero de 2014

Poema gris.


En el suelo, una esquelética forma de vida respiraba
débil, sin ganas, sin motivo 
su mirada, elevada a la nada
tan desesperanzada, tan rota
y yo observo sin saber cómo reaccionar
no se mueven mis ojos
ni hablan mis extremidades
no articula palabras mi boca, tan desesperada como la silueta que observaba
quisiera decir:¡Despierta! ¡Levanta! 
pero las palabras de socorro no sé pronunciarlas

Quiero salvar a alguien que no sé quién es,
ni por qué,
mi mente se bloquea, mi lógica rompe
¿qué hacer cuando no parece que pueda hacer nada? 

Me acuerdo del poema que leí,
hace tiempo, cuando era yo el que con débil respiración,
sin quererlo respiraba,
hablaba del paso del tiempo, de cómo tornan grises las cosas,
cómo cuanto más vives, más te desgastas, 
y me creí esas palabras, porque mi cabeza las entendía
y sigue haciéndolo, pero ahora lo demás no es una mentira,
sé que abriré los ojos, se desgarrará mi garganta,
sé que gritaré estrofas 
que espero que hará que,
todas las siluetas, 
que sin querer respirar respiran,
y sin saber que mirar, miran, 
que todas las cabezas que lloran laberintos complicados sin salida,
gritarán esperanza, levantarán la cabeza
y aunque parezca gris y nublado el presente,
y no crea en la existencia de la vida en rosa,
sé que algún día, usaré las fuerzas que tenga,
para salvar la vida de otra persona.

Gris.

El mundo es, sin duda, una interminable guerra con dos bandos predominantes, siempre en disputa.

No me refiero de armas, de espionaje, de telones de hierro, de odio y de amor. No hablo del bien y mal, pues eso es mucho más complicado que el mundo en sí.

Me cuesta encontrar una uniformidad en la existencia de lo que me rodea. Me pregunto sobre todo lo que es cercano o conocido a mi día a día, mes a mes, año a año. A veces, todo parece correcto, bueno y positivo. Siempre hay gente con razones y razón, con inspiración,dispuesta a tomar las riendas de su vida y dirigentes con su propio sino. Otras veces, me cuesta ver otra cosa que no sea sangre, desesperación y gris. Últimamente, por más que miro, más gris, más apagada y desganada veo a la gente. Más dormida. No sólo dormida, si no que parece que viven una pesadilla de la que les cuesta mucho, mucho salir. Y cómo siempre, me pregunto sobre su razón de existir en una presencia de sombras grises que engullen su día a día. Veo como el Bosque Verde se convierte en Negro. Cómo los pájaros no cantan, si no lloran, y parece que toda la fuerza, la energía que antes les movía con la cabeza alta y enfocando a una noche que se tornaría despejada y llena de esperanzadoras estrellas, veo como esa energía se convierten en fantasmas de lo que ya no tienen, y algunos hasta se han cansado de desear. Veo gente cansada, espíritus dormidos, veo tristeza, veo ´´no puedo``, y me duele. ¿Cómo cambiarlo? ¿Cómo inspirar lo que a ti una vez te ha inspirado? ¿Y si se me ha agotado la fuerza? ¿Dónde está? ¿A dónde va la fuerza de voluntad y el ánimo y el saber que puedo cuando llueve y veo que la gente llora con el cielo y no disfruta bajo él? ¿Sigue conmigo, adormilada y confusa por cómo se contrasta con lo que la rodea? No puedo evitar sentirme dualista cuando la razón no encuentra solución ni respuesta a tan desesperante día a día gris. Me gustaría poder levantar las caras, una a una, y que viesen lo que una vez han visto, y lo que sé que, en el fondo, ya han visto, y conocen. ¿No es perder lo que has tenido una razón más para recordarlo con entusiasmo y ganas de volver a ello? Estoy fuera de casa, y echo de menos la comodidad de un hogar. Y al darme cuenta de lo que lo echo de menos, ¿no correría con más fuerza e impulso que antes al camino de vuelta? Lo sé. Es ridículamente optimista. Pero la existencia, al menos la mía, se me ha mostrado con enormes cambios de sentido y estúpidos cambios del destino. Por todo lo que existe, ¿no es sino el que camina el que elige qué camino pisar? ¿Qué recorrido recorrer? Igual la desesperación y la niebla lo turba todo haciéndolo parecer dudoso y lo que parece lógicamente pesimista y sin salida buena. Así que, siendo realistas, no hay nada más realista que el hecho de que a veces hay que ser pesimista y, otras, por lo contrario, optimista. Eso es, continuos cambios. No hay nada escrito. Sé por propia experiencia que a veces la esperanza de que la lluvia caerá de manera más alegre es un motivo más para sentirse estúpido, débil, confuso, pequeño y desesperado. Pero, no es así. Conoces que es lo que es llover y alegrarte que las gotas despierten tu cara. Me desespera tanto estas situaciones en las que todo el mundo parece dormido y sin esperanza alguna, sin motivo alguno. Me desespera más desconocer como poder despertarlos.

Igual yo también estoy dormido, y a todo el que se sienta estúpidamente adormilado y nublado, le invito a despertar.

jueves, 2 de enero de 2014

Por la decepción...

Escribo esto porque se lo debo,
debo ser una gran decepción,
y lo sé, y lo siento, Teresa
y lo sabe, pero le duele más que lo siente
quería leer sobre ella
pero las cartas que le di no la agradaban,
no la culpo, fue normal
era lo que esperaba,
y lo siento, Teresa, y sé que no sirve de nada,
me duele más de lo que sabe,
porque no hay dolor más grande
que el que se pueda hacer poema,
pensará que tengo poca escusa,
pensará que le gustaría más mi cara
si me la cruza,
y la entiendo, y lo siento, Teresa
ser yo la causa de sus labios quietos,
impasibles, sin sonreír,
culpable de sus ojos que lloran,
no tengo escusa, y lo entiendo
y lo siento, Teresa
y nunca encontraré manera peor
de decirlo que ésta,
pero creo que se lo merece,
pues nunca la escribí un poema,
y nunca encontraré la manera de que
sin sufrimiento me perdone,
por eso, lo siento, Teresa.