jueves, 27 de noviembre de 2014

Apocalipsis, como era de esperar.

Inevitablemente, los enfermos se verán privados de su medicina,
y verán su carácter sicario y despiadado
sublevado contra ellos por mano de su víctima más explotada,
cuando una horda de nubes esponjosas se vuelva
un abrazo mortal que al asfixiar a su objetivo,
no dejará ni un gramo de oxígeno a respirar.

Y merecido está,
que lo hecho mal, devolver se ha,
y si has rehusado el pensar,
piensa una vez más y replantea,
cuestiona cuánto puedas y alcanzarás
que la venganza contra el abuso,
no es sólo justicia si no necesidad.

Y las luciérnagas dejarán de lucir,
y de guiar la estrella polar,
pues no hay punto de encuentro
para la irreversibilidad.
Llorad, malhechores, cantad vuestros llantos,
quien antes era dispuesto está en el lado opuesto.

Y no habéis hecho más que ganároslo,
a pulso, a conciencia y con el puño cerrado.
Lo puro, lo bueno, lo perfecto, lo grande, lo inhumano
los humanos habéis matado.
Arrepentidos seáis antes de que no haya retorno,
y mejorad vuestros fallos en el entorno,
ya el Sol atardece, la humanidad fallece,
y lo puro, lo bueno, lo perfecto, lo grande, lo inhumano,
como siempre, engrandece y engrandece.
No sois nadie,
nadie nunca podrá matarnos.